6 Mejores Rutas de Senderismo en Santo Antao, Cabo Verde

El número de rutas que se pueden hacer en Santo Antão parece ser casi infinito.

Tras quedarnos 10 días, hemos visto solamente la parte este de la isla. Todavía nos quedaron muchos senderos por descubrir. Ahora quiero compartir contigo mis rutas favoritas y más espectaculares de Santo Antão, Cabo Verde.

Esta ruta es una de las más populares de la isla. Va a lo largo de la costa noreste y pasa por pueblos que no tienen acceso a calles asfaltadas. A veces no puede pasar ni un bus y los niños tienen que usar esta camino todos los días para ir al cole.

Las vistas a los valles de Santo Antão son majestuosas y los acantilados son unos de los más impresionantes en toda la isla. Esta ruta es medio/difícil. No tiene muchas subidas, pero es bastante larga.

Durante la temporada de lluvia, el sendero se ha dañado en varios lugares. Prepárate que va a ser duro de encontrar un aluguer en Chã de Igreja. Es mejor de organizar su transporte con antelación o tendrás que coger uno de los pocos taxis en Chã de Igreja. Otra posibilidad es de pasar la noche en Chã de Igreja o Cruzinha.

La ruta empieza en Ponta do Sol, el pueblo más turístico en Santo Antão y un bastión de turistas y emigrantes franceses. Para los que no quieren empezar su ruta con un estómago vacío, recomiendo el Residencial Sinanton Trekking, un hostal especializado en senderistas. Hay un gran mapa en su pared con todas las rutas más populares de la isla. El equipo del hostal se alegrará de compartir su conocimiento sobre estas rutas.

El camino pasa al lado de un cementerio y luego al lado de pocilgas. Tras una hora de ruta, llegas a Fontainhas, el pueblo más pintoresco de Cabo Verde. Tras bajar las numerosas serpentinas, llegas a Corvo.

Aquí hay un pequeño bar que sirve bebidas. Seguimos el sendero en dirección de Formiguinhas («pequeñas hormigas»). En nuestro camino nos encontramos con fabricantes de adoquín y jóvenes en compañía de sus burros.

Llegamos a Formiguinhas y es lugar perfecto para almorzar con vistas al mar. Puedes elegir entre el bar de Sonia o de Isabel. Sonia sirve un almuerzo copioso (mejor reservar con antelación) y ofrece habitaciones muy pequeñas para los que no quieren seguir andando hasta Chã de Igreja. Los almuerzos de Sonia son auténticamente capverdianos y ella es un sol! No queríamos irnos… 

Calcula por lo menos 2-3 horas de Formiguinhas a Chã de Igreja. Desde Formiguinhas no habrá otro bar hasta Cruzinha (min. 2h). Asegúrate de llevar suficiente agua o comprar agua en Formiguinhas.

El camino te lleva a veces a unas alturas vertiginosas hasta el valle de Aranhas. Hoy en día está abandonado y sirve de dehesa para las vacas y burros. Me encantó el color verde saturado que contrastaba con las rocas que dominaban el paisaje hasta ahora.

De camino a Cruzinha, el siguiente pueblo, caminarás al lado de la playa. A pesar de que te podrían entrar ganas de bañarte, no deberías ni pisarla! Las mareas son extremadamente fuertes y se subestiman muy rápido. Cada año mueren turistas ya que no podían resistir a un baño refrescante.

Tras 1 hora más de marcha, llegamos a Cruzinha, un pequeño pueblo de pescadores con vistas preciosas a la costa y al mar atlántico. 

Cruzinha tiene algunos albergues también. Justo antes de llegar a Cruzinha, los conductores de aluguer ya te esperaran al final del sendero para ofrecerte sus servicios. No dudes en negociarles el precio en el caso que quieres usar sus servicios.

Chã de Igreja es un pueblo ubicado en un valle fértil y es una buen sensación de estar de vuelta en la civilización tras 6 horas de caminata. El casco antiguo del pueblo está bien mantenido y tiene muchos rincones muy pintorescos. 

Me encantó el ambiente relajante de este lugar. Desde Chã de Igreja, volvemos a Ribeira Grande en aluguer (~25€). No dudes en pedir al conductor que pare durante el trayecto para que puedas disfrutas de las vistas fascinantes.

Dificultad: Fácil – Duración: 3h

Donde Dormir: Cantinho de Amizade

Como tuvimos nuestra base en Ribeira Grande, querríamos hacer por lo menos un hike que no incluya transporte público. Ribeira Grande es uno de los pueblos más grandes de Santo Antão. Es un punto de salida ideal para descubrir el resto de la isla.

No es tan turístico como Ponta do Sol, hay muchos aluguers y hay varias opciones buenas de restaurantes.

La primera parte de esta ruta se hace por la carretera asfaltada que conecta Ribeira Grande a Ponta do Sol. Las vistas a la costa rocosa y sus valles que cortan el paisaje son tremendas.

Justo antes de llegar a Ponto do Sol (1h30 desde Ribeira Grande), pasarás al lado de una colonia de barracas de fabricantes de azulejos. Nos vamos acercando y viene un grupo de niños corriendo hacia nosotros, pidiendo lápices.

Desafortunadamente no llevábamos lápices con nosotros, pero me prometí que iba comprarlos en el siguiente pueblo.

Así terminé comprando 20 lapices en Ponta do Sol y se los entregué a los niños al camino de vuelta a Ribeira Grande. Nunca he visto niños más felices y sus gritos alegres nos acompañaban durante un buen rato. Desde entonces siempre llevábamos lapices con nosotros.

Y por cada pueblo que caminábamos, nos encontrábamos con niños pidiendo lapices.

Para los que quieren descansar un poco en Ponta do Sol, recomiendo Residencial Sinanton Trekking. Usando el mismo camino que va de Ponta do Sol a Chã de Igreja, el sendero pasa al lado del cementerio. Tras 1h30 de marcha llegas a Fontainhas.

Debido a su ubicación única, Fontainhas es un motivo de muchas postales. Para muchos, es el pueblo más pintoresco de Cabo Verde.

Y si solamente quieres visitar 1 pueblo de Santo Antão, entonces Fontainhas. Es tan impresionante como las pequeñas casa coloreadas cuelgan en la roca majestuosa. Durante la temporada de lluvia, las cascadas hacen la escena todavía más dramática.

No encantó absorber el ambiente tranquilo del pueblo. Sus fachadas coloreadas, la gente trabajando en el campo situado en unos valles casi verticales, de vez en cuando el canto de un gallo y siempre el sonido de las olas… Fontainhas parece de otro mundo.

El mejor lugar para olvidarse del tiempo es el Bar Tchú. El propietario (Tchú) lo transforma en el lugar más cálido de todo el pueblo. Gracias a su gran sonrisa, te sentirás como en casa. Tchú suele preparar un menú de almuerzo hecho a base de los ingredientes de los jardines del pueblo. También recomiendo sus zumos de fruta.

Cada otro ingrediente que no crece en los jardines, viene de Ribeira Grande. O sea, en varios días de la semana, Tchú camina hasta Ribeira Grande para comprar un refresco y las cervezas que sirve en su bar. A unos precios tirados por el suelo.

Con un peso en el corazón nos despedimos de él y volvemos por el mismo que camino que cogimos desde Ribeira Grande.

Dificultad: Difícil – Duración: 6-7h

Donde dormir: Hotel Paul Mar

Hemos elegido esta ruta gracias a la recomendación de un senderista suizo que conocimos en nuestro hostal. A pesar de que esta ruta es difícil, por su longitud, no nos arrepentimos que haber ido de Corda a Coculi. Las vistas a valles despoblados y el océano en el trasfondo te dejarán sin aliento en varios momentos.

El sendero te lleva por pueblos que no están acostumbrados a ver turistas. En los campos verás la auténtica vida capverdiana. 

Pilla un aluguer a Corda (saliendo desde Ribeira Grande). El sendero empieza a la escuela de Corda cuyos habitantes no tendrán problemas en indicarte la dirección. Siguiendo la ruta, caminarás a lo largo de campos de un intenso cultivo en terrazas y pequeñas cabañas de madera. Verás una infinidad de guayabas, papayas y fruta de pan.

Siguiendo el camino, de repente estarás en frente de una vista panorámica tremenda. El verde del valle es exuberante. El camino va a lo largo de un muro y no es nada que tienen miedo de las alturas. Pronto verás Coculi, al fondo del valle. Pero todavía queda mucho camino para llegar a Coculi.

El sendero baja en serpentinas estrechas y tras 2-3 horas, llegas por fin al primer pueblo: Figueiral. El lugar está lleno de caña de azúcar y papayos. Es definitivamente uno de los lugares más remotos que he visto en la isla de Santo Antão. Solamente hay una pequeña tienda vendiendo agua y zumos de fruta.

Estamos impresionados con el cultivo en terraza: parece cada rincón de montaña se haya aprovechado para cultivar fruta y verdura. Además nos quedamos asombrados por la gente que cultiva estos campos y que lleva sus cestas encima de la cabeza por los caminos a una altura vertiginosa.

Por fin llegamos a una ruta asfaltada. Aquí nos encontramos con una señora de 82 años que nos cuenta que lleva haciendo este camino desde su juventud. En estos tiempos solo necesitaba 1-2 horas para subir el camino a Corda. Nosotros hemos tardado 3-4 horas para bajar! En sus chanclas, nos sobrepasa riéndose a carcajadas….

La ruta empieza a hacerse larga, pero afortunadamente nos encontramos con mucha gente. Los capverdianos de Santo Antão suelen saludar a todo el mundo con «Tud drett?»

Cuando por fin llegamos a Coculi, rodeados por una infinidad de palmeras, estamos a punto de morirnos de hambre. La ciudad de Coculi tiene buenas infraestructuras (hospital, supermercados, bares etc.)

Nos damos un almuerzo delicioso en uno de los pocos restaurantes abiertos. En estos lugares normalmente no hay un menú con varias opciones. O comes el prato do día o no comes nada. Desde Coculi puedes volver a Ribeira Grande en aluguer o a pie.

Corda-Coculi ha sido definitivamente una de las rutas más largas pero también la que más nos marcó: pueblos perdidos, serpentinas estrechas, arboles de fruta y gente amable… Aquí verás el lado auténtico que te enamorará de la isla.

Dificultad: Fácil – Duración: 3 horas

Donde Dormir: Kasa Xoxo

Si estás buscando una ruta corta con vistas preciosas a poca distancia de Ribeira Grande, entonces el pueblo Xoxo será lo tuyo. Tengo que admitir que el nombre divertido era mi primer motivo para visitar Xoxo…

Llegas a Xoxo desde Ribeira Grande en aluguer. Está ubicado en un valle y el sendero te lleva en 1-2 horas hasta la parte superior del pueblo.

Xoxo supo guardar su encanto auténtico y otra vez no quedamos impresionados por las señoras mayores llevando cestas en su cabeza. O los niños llevando bombonas de gas en sus pequeñas cabezas.

Obviamente la gente de Santo Antão está acostumbrado a cuestas casi verticales. Mientras que nosotros los extranjeros nos quedamos sin aliento nada más al mirarlos.

Desde la parte superior de Xoxo tendrás una vista preciosa al valle de Ribeira Grande. El sendero sigue subiendo y te llevará fuera del pueblo. Pero decidimos volver ya que estuvimos todavía cansados por las rutas anteriores. A la vuelta, justo a la salida de Xoxo, nos encontramos con una cascada preciosa. Si sigues andando por media horita más, estarás en frente de un restaurante muy mono con vistas a los montes de Xoxo.

Como siempre no hay opciones de menú, solo puedes comer el prato do día. Estaba delicioso y genial de precio. Y otra vez nos quedamos embrujados por la amabilidad de la gente de Santo Antão. La señora era simplemente entrañable.

En el caso de que quieres disfrutar un poco más de la paz de Xoxo, te recomiendo la casa rural Kasa Xoxo.

Se tarda 1 hora en llegar a Ribeira Grande desde el centro de Xoxo. Nosotros nos fuimos en auto-stop….ya que nuestros pies todavía estaban quemados por rutas anteriores.

Dificultad: Fácil – Duración: 2 horas

Donde Dormir: Casa das Ilhas

Santo Antão no es famoso por sus playas ya que las mareas son muy fuertes y las olas suelen ser muy altas. Estás básicamente todo el tiempo rodeado por la mar, pero no puedes nadar en ella. A pesar de las altas temperaturas. Por eso estaba muy contenta cuando me contaron sobre las piscinas naturales en Sinagoga.

Como siempre, viajábamos en aluguer, pero también puedes ir andando a Sinagoga desde Ribeira Grande o Cidade das Pombas. En Sinagoga hay un par de bares y una pequeña tienda (mercearia en criollo), donde puedes comprar agua y picoteo.

El nombre del pueblo viene de su vínculo con la comunidad judía que fue expulsada de Portugal y que encontró un nuevo hogar en Santo Antão. Hoy en día todavía se pueden ver las ruinas impresionantes de la sinagoga a orillas del mar.

Cuando la comunidad judía se extinguió, se usó el edificio como sanatorio para leprosos. A pesar del contexto histórico un poco macabro, sus ruinas todavía son un motivo de foto popular.

Las piscinas naturales son un poco difíciles de encontrar. Si vienes desde Ribeira Grande, tienes que girar a la izquierda, nada más al entrar al pueblo. Hay que seguir un cartel que pone «Beach Bar» a pesar de que no haya chiringuito en las piscinas naturales.

En el caso de que no encuentres el camino, no dudes en preguntar a la gente local, te lo indicarán con mucha amabilidad. 

El sendero te lleva al lado de la sinagoga en ruinas hasta las piscinas naturales ubicados debajo de los acantilados. Si sigues andando llegarás a una playa que es muy popular entre surfistas. Hay que tener mucho cuidado ya que las mareas son muy fuertes y te tragarán en 1 segundín. 

Por eso entré al mar solamente hasta las caderas y me limité a mirar los surfistas.

Sin embargo todo el ambiente y el entorno natural ya son una preciosidad en sí. Sobre todo al momento de la puesta del sol. En resumen, Sinagoga es el lugar ideal para relajarse entre 2 días de senderismo.

Si estás mirando por un lugar bonito para pasar la noche, te puedo recomendar la casa rural Kasa Xoxo.

Ya has visitado la isla de Santo Antão, Cabo Verde? Puedes recomendar alguna ruta? Me encantaría leer sobre ello en la parte de los comentarios.

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